
Me parece muy cautivadora la risa infantil. Es expresión inequívoca de su alegría espiritual. Y es responsabilidad de los padres, y de la familia en general (Tíos, padrinos, madrastas, etc), el hacer el mayor empeño en crear el ambiente afectivo que propicie la alegría de los niños. Muchas veces esta alegría se ausenta, ante la ausencia de los padres, por causas de superación profesional que atenta contra los indispensables e irrepetibles momentos para compartir con ellos. Los niños se ríen espontáneamente, expresivamente, y a granel.