Me parece muy cautivadora la risa infantil. Es expresión inequívoca de su alegría espiritual. Y es responsabilidad de los padres, y de la familia en general (Tíos, padrinos, madrastas, etc), el hacer el mayor empeño en crear el ambiente afectivo que propicie la alegría de los niños. Muchas veces esta alegría se ausenta, ante la ausencia de los padres, por causas de superación profesional que atenta contra los indispensables e irrepetibles momentos para compartir con ellos. Los niños se ríen espontáneamente, expresivamente, y a granel.
La alegría también es característica de los bebes. Es una alegría muy tierna; muy dulce. Es producto de propiciar juegos con ellos que los alegren. Con los niños de cualquier edad, funciona a los efectos de su alegría, el compartir juegos con ellos.
En general, un niño de cualquier edad, sea un bebe o un adolescente, si está bien alimentado será alegre.
Se trata de un derecho que tiene todo niño, de recibir el afecto y los cuidados que le permitan crecer con alegría.
Ese ambiente familiar y afectivo de alegría, es junto a la alimentación, el binomio para lograr el crecimiento de un niño sano y feliz. Queremos niños sanos: ¡Démosle mucha felicidad!.
Además: creo que no hay experiencia más gratificante que el provocar estados de ánimo de alegría en los niños. Es decir: es una sana terapia no sólo para los niños, sino también para los adultos.
