
Los niños son personas inocentes, y disfrutan esa etapa humana de vida con su tierna alegría. Ellos necesitan un ambiente familiar cálido, lleno de amor y comprensión, donde puedan desarrollarse como personas, pero sin olvidar, que se desarrollan como niños, es decir, viendo el mundo en su particular interpretación, por lo cual, no forcemos a que ellos se encasillen en nuestra forma de apreciar el mundo. Tampoco olvidemos algo muy importante: son niños, pero "también son personas (o personitas)", es decir, el ser niños no les resta ni un ápice del respeto a sí mismos que como cualquier persona se merecen, tal como el respeto que tú reclamarías para tí, lo que quiere decir que al regañarlos, trátalos como las "personitas" que son, que aún con limitado conocimiento, si entienden una muestra de afecto o de desafecto. Un niño es una "personita" muy linda y tierna. Amar a un niño, es primeramente respetarlos y comprenderlos en su reducido mundo, caracterizado por fantasías, juegos, diversión y risas.







